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La Larga Marcha a la Inclusión Financiera: Innovaciones y Retos Continuos

Según la definición del Banco Mundial inclusión financiera “se refiere al acceso que tienen las personas y las empresas a diversos productos y servicios financieros útiles y asequibles que atienden sus necesidades —transacciones, pagos, ahorro, crédito y seguros— y que se prestan de manera responsable y sostenible.”

Se le considera un elemento para la consecución de 7 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y es un enorme reto dado que en gran parte de los países en desarrollo el acceso y uso de instrumentos financieros es muy bajo como para promover innovación y emprendimientos. Esto es clave en el sistema económico, pues es con el acceso a capital que se puede promover mejoras para la productividad de los activos a disposición de estos agentes económicos.

Sin embargo, lograr esta inclusión tiene muchas barreras. Inicialmente es la capacidad de ingreso, que hace que para las instituciones tradicionales estas personas no sean atractivas. La respuesta a esto fue desde el sector público la creación de banca pública, durante los últimos 30 años la creación de instituciones de microcrédito, y actualmente la creación de billeteras virtuales aprovechando la penetración del uso de telefonía móvil.

Ejemplo de las instituciones de microcrédito es por ejemplo el Grameen Bank, o los movimientos cooperativistas, mientras que en el tema de billeteras virtuales (a veces desarrolladas por institucionas tradicionales) y neo-bancos se tienen ejemplos como Nequi en Colombia, Ualá y Mercado Pago en Argentina, NuBank en Brasil y el Ant Group en China. En común, todas las experiencias privadas buscan un sistema simplificado, que les permita ser ágiles para las necesidades de esta población, a la vez que les permita cumplir con temas regulatorios, especialmente para el tema de lavado de dinero.

En suma, mucha de la inclusión financiera ya no ha dependido únicamente del Estado sino de la pujanza de un cada día más sofisticado sector Fintech. Sin embargo, la inclusión es un tema bisagra, pues dada la orientación de negocio, las Fintech por sí solas no ayudarían a toda la población objetivo. Por tanto, es necesario no perder de vista la necesidad de un sector público que ayude a esta población con créditos blandos, y el impulso de la educación financiera para el correcto manejo de todos los instrumentos.

Detrás de toda la innovación lo que podemos seguir observando es que la navaja de Occam (soluciones sencillas a problemas complejos) sigue siendo la mejor respuesta a este tema, para que la población con menos recursos logre participar se necesita un acompañamiento que debe ser una responsabilidad compartida entre sector privado y público. Para ello, la innovación detrás del sector privado debe ser aprovechada por las instituciones estatales para lograr un círculo virtuoso que ayude a las PYME’s y usuarios de a pie para aprovechar las ventajas que abre el uso del sistema financiero, para lograr la productividad y la capacidad de pago de estas capas de la población.

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